19. La doctrina del Máximo Pontificado del Papado: El catolicismo sostiene que la persona que ha sido nombrada con el
Papado es el Jefe Supremo de la Iglesia la “voz” verdadera del
“cristianismo” en el mundo y también la autoridad en “toda
la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la potestad
plena [el poder absoluto], suprema, inmediata y universal”
(Catecismo, 936-937). De acuerdo a la explicación católica,
el termino “Pontífice” proviene de la raíz latina "pons"
que significa "puente" y "-fex" que
deriva del verbo "facere" que significa "hacer
o formar". La
idea impuesta por tradición es que el Pontífice “forma un
puente” entre la humanidad y Dios y entre todas las naciones.
En este sentido, le consideran un “representante” o
“vocero” de Dios, con la idea de que todo lo que él habla
es lo que Dios enseña y la creencia de que todo lo que él dice es
equivalente a lo que Dios dice (Catecismo, 881-882).
Es un hecho histórico que hacia 1476, con la caída del Imperio Romano de Occidente, el Papa Gregorio I (590–604), quien heredó el poder del emperador romano, se apropió del título “Máximo Pontífice”, que antiguamente sólo pertenecía a los emperadores romanos. Desde entonces el título fue usado por los obispos romanos para ejercer poder temporal (jurisdicción sobre el gobierno, no sólo en asuntos eclesiásticos internos, sino también en asuntos seculares de territorios italianos que estuvieron bajo el gobierno del papa desde el año 751 hasta 1870).
La Biblia dice que el único puente entre Dios y la humanidad es Jesús (1 Timoteo 2:5) y que cualquiera que se desvíe de la doctrina neotestamentaria no debe ser bienvenido por nosotros (2 Juan 1:9-11). El título dado al papa usurpa el lugar que sólo le corresponde a nuestro Salvador Jesucristo, quien enseñó que no tenemos necesidad de que un hombre nos enseñe sus interpretaciones de Dios, porque el Espíritu Santo es el que nos enseñará a cada uno personalmente (1 Juan 2:20-27). Jesús también enseñó que sus seguidores solamente seguirán su voz, porque conocen su voz, y no seguirán la voz de extraños (Juan 10:1-5). Jesús dijo que "la Escritura no puede ser quebrantada" (Juan 10:35), por tanto, debemos ser como los de Berea, que "todos los días examinaban las Escrituras para comprobar" si lo que otros dicen es cierto o no (Hechos 17:11).
Hola, Omar: Me gusta mucho el trabajo que haces, ordenado y elegante, pero sobre todo, veraz y necesario. Te doy las gracias por ello y te animo a que sigas en ello; ya te este asunto del ecumenísmo entre famosos "evangélicos inconversos", por dicha fama tienen ganada la credibilidad de los crecentes/crédulos y los arrastran tras de sí. Deseo muchas bendiciones para ti y lo tuyos y que Dios siga patacitándote para su Gloria. Amén.
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