2.
La invocación de los
muertos: En
el rezo del Credo católico se practica la invocación
a los “santos” o personas que
han muerto rogándoles que intercedan o
concedan las peticiones de los que le rezan. En pueblos de mayoría
católica se les rinde culto con misas, procesiones, peregrinaciones
o fiestas patronales con las que se invocan estos fallecidos y su
protección.
La Biblia enseña que invocar a los que han fallecido o consultar con los muertos es una práctica espiritista detestable o abominable ante Dios (Deuteronomio 18:10-12; Levíticos 20:27). Nuestra oración sólo debe dirigirse a Dios (Mateo 6:9; Lucas 11:2). Jesús y el Espíritu Santo intercede por nosotros ante el Padre (Rom. 8:26, 8:34; Juan 14:16, 17:9; Hebreos 7:25) no necesitamos otra consulta o protección espiritual.
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