miércoles, 4 de julio de 2018

25. La confesión de pecados ante los sacerdotes


25. La confesión de pecados ante sacerdotes u obispos:

El catolicismo enseña que, para ser perdonados por Dios, los católicos deben ir y confesar los pecados que han cometido ante un sacerdote aprobado por la Iglesia Católica. Esto es creído porque se cree que los obispos tienen facultad de perdonar casi todos los pecados en el nombre de Dios. Según la “penitencia” que decida el sacerdote después de esto (que suele consistir en la repetición de un número de rezos determinados), se les dice que Dios habrá perdonado sus pecados. El Catecismo oficial de la Iglesia Católica lo establece así: “la confesión, que consiste en la acusación de los pecados hecha delante del sacerdote; la satisfacción, es decir, el cumplimiento de ciertos actos de penitencia, que el propio confesor impone al penitente para reparar el daño causado por el pecado” (1450-1460, 1487-1492). 
Hay ciertos pecados considerados más “graves” que, para ser perdonados, el catolicismo dice que debe entregarse una solicitud de perdón por medio de un proceso formal que avise a algún líder de las jerarquías al respecto. Estos, a su vez, dependiendo de la seriedad del asunto o el tipo de pecado, “absolverán” a la persona, o llevarán la petición de perdón a obispos y sacerdotes autorizados de una jerarquía mayor, o al mismo Papa. Este proceso se realiza porque la Iglesia Católica ostente tener el poder de intervenir en el perdón que Dios concede al hombre: el supuesto proceso de “reconciliación” se realiza formalmente por medio de uno de los tres tribunales de “Penitenciaría Apostólica” del Vaticano.

Jesucristo dijo que TODO tipo de pecados puede ser perdonado por Dios, excepto aquél que cometieron los fariseos (Mateo 12:31). La Biblia no dice que tengamos que hacer papeleos para reconciliarnos con Dios: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel para perdonarnos y purificarnos de toda impiedad” (1 Juan 1:9). Jesucristo aseguró que Él mismo tiene toda la autoridad de perdonar los pecados en la Tierra (Mateo 9:6). 

La confesión de pecados mutua hacia otras personas (según Santiago 5:16) no tiene nada que ver con confesarlo a los líderes católicos: debe entenderse como una confesión hacia las personas que hemos dañado o hecho mal: nunca en la Biblia se dice que sea necesario hacerlo ante un sacerdote para poder ser perdonados. La idea de que eso sea obligatorio es totalmente anti-bíblica. 

Jesucristo aseguró que los hombres podemos perdonarnos mutuamente nuestras ofensas también (sin la intervención de sacerdotes): Si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros” (Mateo 6:15). En otra parte del Evangelio, dijo a sus seguidores que habían sido llenos del Espíritu Santo: "A quienes perdonen los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengan los pecados, éstos les serán retenidos" (Juan 20:23).

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